Tengo un amigo. En realidad, tengo varios, pero hoy hablo de uno en concreto.
Es alto, supera los dos metros, y se tiene que agachar en muchos sitios porque este mundo no está preparado para su grandeza. ⬆️🌍
También es muy listo.
Y observador. 👀
Cuando queda para jugar pachangas de baloncesto con los colegas — otros, no yo, que no estoy a la altura — siempre se encuentra con el mismo problema:
“¡Por favor, un poco de orden! Que esto es una pachanga, pero por lo menos organicémonos para hacer más divertido el juego.” — dice con ese tono asertivo.
Fue jugador profesional de baloncesto. No puede evitarlo.
Le gusta que las cosas se hagan bien. Todas. Incluso una pachanga.
Ahí solo quiere que sus colegas, los que sí tienen altura, demuestren también que están a la altura para organizarse, jugar con orden y tomarse en serio un juego para hacerlo más divertido.
Qué contradicciones tiene la vida:
Cuanto más en serio te tomas algo, más divertido es.
Y más te parece que estás jugando. 🎯⚡
Aunque yo no tenga su altura, comparto su filosofía de gran altura. 💡
Y con esta reflexión para empezar la mañana, te dejo una pregunta:
En tu vida, ¿cuándo sientes que estás jugando y los demás te dicen que estás haciendo algo muy serio?