Soy un fraude como empresario.
Ingeniero informático, especialista en sistemas complejos, y no tengo ni una triste automatización que me facilite el trabajo.
Ni un Zapier para enviar facturas, ni un contestador automático en WhatsApp, ni un bot de prospección en LinkedIn.
Por no automatizar, casi ni programo las publicaciones en redes sociales.
Y aun así, todo llega en su momento, sin sorpresas.
En mi época de fotógrafo, otro fraude: sigo usando la misma cámara de hace 14 años. Abollada, descascarillada, le faltan tapas de goma, enfoca como quiere.
Pero me hace fotos que aún me maravillan.
Como escritor, si alguien me considera uno, soy un fraude total. Escribo mucho y mal en notepad++, sin negritas ni títulos.
Guardo mis notas en Obsidian, que es lo más arcaico y aburrido que existe.
Word lo uso solo para firmar contratos.
Mi ego pequeño y grandísimo me dice que, poco a poco, voy juntando mejor las palabras. Me lo dice para que duerma tranquilo.
Viendo a estos cracks de internet, quizás debería llenarme de automatizaciones, comprar la última cámara, usar el mejor Word, y ya que estamos, cambiar de coche — el mío tiene 17 años y no ayuda a las estadísticas.
¿Y a los amigos y a la novia? Algunos llevan más de 25 años a mi lado. ❤️
¿Cambio también?