Seas deportista, empresario, escritor o incluso político, esta frase es el mantra que dirige nuestras vidas.
Si eres un rebelde sin causa que no hace caso a las señales de la vida, y menos a las del universo, allá tú. Sigue corriendo desbocado, viviendo con una ansiedad máxima porque todo es muy rápido.
(Como consejo personal que puedes coger con pinza: estas personas, aunque de buen corazón, no han entendido cómo funciona la vida, y te van a desquiciar con sus prisas. Ya me dirás qué perfiles profesionales detectas con este patrón).
Pero si eres una persona que se quiere y valora la buena vida, entonces lo de ir más lento te va a encantar.
Imagínate empezar los lunes sin despertador.
Leyendo, meditando, haciendo ejercicio.
Desayunando con la calmita tropical, viendo cómo llueve fuera.
Esto solo es posible cuando tu vida —económica, espiritual y material— está asegurada por la estructura que has creado.
Esa estructura es posible crearla cuando, para ir más rápido, vas más lento.
Y entonces:
Piensas.
Sientes.
Sueñas.
Y al soñar, creas.
Y al crear, haces tu vida más divertida, más cómoda, más vivible.
Es posible, porque otros lo han logrado.
Yo lo he logrado casi todo el tiempo.
El camino es conocido, ¿quieres recorrerlo?